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jueves, 14 de mayo de 2020

SOBRE EL RETORNO


Por cerca de treinta años PROCESOS DE VIDA brindó a quienes llegaron a sus seminarios, la posibilidad de mirar un poco más allá de la realidad ordinaria, valiéndose para ello de una metodología completamente ecléctica, ya que por la infinita variedad de seres humanos que habitan este planeta y por sus diversos niveles de conciencia, las herramientas utilizadas debían adecuarse a tan variopintos grupos.

Cumplida esta etapa, se abrió un compás de espera, por considerar que la información que se impartió durante todos esos años, navegaba ya libre a través de los diversos medios de comunicación y redes sociales. Así no lo habían pronosticado y así sucedió.

Las personas ya tienen el conocimiento y ellas deben responsabilizarse en cuanto a lo que hacen o harán a ese respecto.
Hoy en día vemos que esa opción sigue vigente. ¿Qué estamos haciendo con la información obtenida y que esperamos lograr? 

Cada quién en lo profundo de su corazón ha de hallar la respuesta.

Pero lo inesperado llegó y el estado de normalidad al que estábamos acostumbrados cambio de manera radical. Ante la ola de pánico y el estrés desatados, sin pensarlo mucho y debido a la urgente iniciativa de uno de nuestros amigos, dimos arranque a nuevos encuentros virtuales, debido a la imposibilidad de reunirnos en persona en algún lugar, pero aprovechando los desarrollos surgidos de nuevas tecnologías que son las que han permitido nuestros encuentros, día a día, durante varias semanas.

El intento de todo esto es combatir el miedo, desterrar la incertidumbre, retornar al equilibrio y a la tranquilidad interior. Ese es el único consejo que en estos momentos nos llega de quienes asesoran nuestro andar por esta la vida.


Mantener la calma y permanecer en paz. Que cosa tan difícil para quienes se han dejado fascinar por los medios masivos de comunicación, por las absorbentes redes sociales, por los espectáculos masivos artísticos o deportivos. Qué difícil es no dejarse absorber por la rutina del día a día y el afán por la subsistencia. Sin embargo, la vida misma vino a ofrecernos la oportunidad de “parar el mundo”. Aunque de forma abrupta.

Qué oportunidad feliz esta que nos brindan las circunstancias actuales, donde obligados, nos vemos en la necesidad de detener nuestra loca carrera hacia la ceguera y el caos. Habiéndonos olvidado de nosotros mismos y de la búsqueda de sentido de la existencia, que debiera ser en primera instancia, el deber de cada ser humano; las circunstancias nos permiten si así lo queremos, hacer replanteamientos de fondo.

Se supone que cuando esto pase seamos otros. Inmersos en nuevos valores, nuevos compromisos para con nosotros, con la comunidad y con el planeta. Se espera que hayamos cambiado de verdad. Si no es así la próxima parada será peor y más radical.

Parece ser, por el recorrido que podemos ver de la historia de la humanidad, que esta no busca aprender de la forma fácil sino de la peor manera.

Lo que está pasando no es nada frente a lo que puede pasar. Por ello se anhela que no seamos tan ciegos ni tan tontos.

El ejercicio en el que nos hemos involucrado con ustedes es el ejercicio de recordar quienes somos en realidad. Seres que participamos en este juego de roles que nosotros mismos elegimos con el ánimo de aprender a ser mejores seres humanos.

Eso es lo que le da sentido a lo que estamos haciendo con las meditaciones y las reflexiones que de ello han surgido. Queremos verlos llenos de ánimo. Sin temor, sin miedo, como valientes guerreros venciéndose a sí mismos. Sobreponiéndose a sus flaquezas y debilidades, a sus inseguridades y a sus miedos: Confiamos en verlos salir airosos de cada prueba, de cada combate.

No hay que tener temor a la muerte. Ella, lo único que hace es recordarnos que no somos de aquí y que en determinado momento debemos retirarnos del juego. Porque todo es un juego y cuando se cumple una etapa más, debemos ir a revisar cómo nos fue  en él y que tanto aprendimos y profundizamos.

La muerte nos acerca a la maestría, ya que sabiendo que hemos de morir en el momento menos pensado, se espera que nos esmeremos por dar lo mejor de nosotros mismos en todo aquello que estemos realizando. Eso hará que nuestro último acto sobre la tierra sea un acto impecable, porque fuimos distintos, fuimos especiales, yendo más allá de cómo actúan los seres comunes y corrientes.


Así que mucho ánimo a todos. Que haya mucha luz en sus mentes y corazones. Que la Luz de la Divinidad que “YO SOY” los ilumine siempre.

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