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viernes, 22 de mayo de 2020

HIJOS Y FAMILIA


HIJOS Y FAMILIA

Es más fácil construir niños fuertes, que reparar adultos rotos.
Frederick Douglas

Así como en un matrimonio o con los amigos, la relación con tu(s) hijo(s) necesita atención positiva para prosperar. Si queremos tener hijos que sean felices, sanos y bien comportados, es necesario crear una conexión cercana con ellos.

Te sorprenderás, pero estar cerca de tu hijo(s) no es solamente decirle que lo quieres; el estar cerca de tu hijo(s) es crear una conexión donde podamos entenderlo(s), atenderlo(s) a su nivel, amarlo(s) incondicionalmente y establecerle(s) límites apropiados a su edad.

Por supuesto que nos tomará tiempo y esfuerzo, pero el simple hecho de ver y disfrutar a nuestros hijos nos podrá dar la motivación necesaria para seguir esforzándonos. Así como lo hacemos en cualquier otra relación o más; pues el ver como un pequeño individuo se desenvuelve, aprende y crece y sobre todo mantenernos presentes para disfrutarlo es verdaderamente mágico.

El mantenernos presentes únicamente significa prestarles atención, estar con ellos al cien por ciento. Atención significa AMOR. No quiero decir que si no pasas tiempo con tu hijo significa que no lo quieras, lo que quiero que te des cuenta es que hay una forma con la cual verdaderamente puedes afectar el desarrollo de tu hijo para bien, y esa es prestándoles toda la atención posible. Entiendo que hoy en día y con la forma en la que vivimos actualmente es difícil pero también se que es necesario liberarnos de otros compromisos y hacer todo lo posible por darles más tiempo de calidad.

No importa cómo lo hagas, pero debes hacerlo, y sobre todo que ese tiempo que les des realmente estés ahí, con ellos, disfrutando cada instante. Otras características de una buena relación con nuestros hijos es la del respeto mutuo. Recuerda, no porque sean niños podemos hacer lo que sea con ellos. Ellos son individuos y si queremos que sean adultos responsables y respetuosos habrá que enseñarles con el ejemplo. Y algo que tiene mucho que ver con este punto es que no debemos tomarnos las cosas que hacen como una ofensa personal; si ellos se comportan como niños y les es difícil controlar sus emociones y sus impulsos es porque apenas comienzan a desarrollarse, no porque elijan agredirte o comportarse mal para hacerte pasar un mal rato.

Te das cuenta que muchas de las cosas que hacemos con nuestros hijos y con nuestra familia en general, en realidad es una idea o pensamiento que tenemos y eso hace que nos comportemos de cierta forma. Te aseguro que si cambias la forma de ver el comportamiento de tu hijo, no habrá un solo momento que no disfrutes de su compañía.
Si de repente tu hijo actúa impulsivamente o de una forma que no sea apropiada, recuerda no te lo tomes personal:

• Respira profundamente
• No te dejes lastimar
• Recuerda que tu hijo realmente te ama, pero en este momento es difícil para él expresarse
• Baja tu tono de voz conscientemente
• Recuerda que es difícil ser niño, sentirse molesto y tratar de controlar tus sentimientos cuando tu cerebro se está desarrollando.
• Piensa detenidamente cómo puedes responder de manera tranquila y constructiva

Nuestra actitud está muy relacionada al punto de cómo vemos a las demás personas y cómo las etiquetamos. Desgraciadamente, con los niños hacemos lo mismo. Desde que son pequeños los empezamos a catalogar de una u otra forma. Algunas positivas (como es un niño alegre, un niño desenvuelto) pero algunas o muchas de ellas son negativas (es un niño gruñoncito, mandoncito, malcriado (la más común), melindroso, etc.). Pero no nos damos cuenta del efecto que tienen estas etiquetas en nuestros propios hijos y también en nuestro comportamiento hacía ellos.

Es necesario que analicemos las etiquetas que usamos con nuestros hijos. Estas pueden ser habladas, o no, pero una vez que las hemos identificado es necesario rediseñarlas. Una vez que comiences a cambiar la forma en que piensas y te refieres a tu hijo verás que tu hijo y tu relación con él irán cambiando profundamente. Después de analizar los adjetivos que utilizamos para con ellos no nos resultará sorprendente que ellos reaccionen de alguna forma en particular, pero si nos abrirá los ojos a los tipos de pensamiento que tenemos acerca de las personas que más queremos en este mundo y que apenas están en desarrollo.

¿Qué efecto tienen las etiquetas en nuestros hijos?
Estas etiquetas que utilizamos pueden ser devastadoras para nuestros hijos cuando constantemente estamos bombardearlos con palabras que les hacen sentir malos o defectuosos. En cambio, si cambiamos esta forma de expresarnos de ellos y hacía ellos muy posiblemente podamos ayudar a que se desarrollen individuos seguros de sí mismos.

¿Cómo cambiar esta situación?
Para mejorar esta situación es necesario empezar hoy mismo y ser más conscientes de las palabras que utilizamos con nuestros hijos. Podemos ir cambiando los adjetivos que actualmente utilizamos por otros con un impacto positivo; únicamente cambiando nuestro vocabulario te podrás dar cuenta cómo puedes alterar la manera en que tú y las demás personas perciben a tu hijo. Puedes crear una nueva imagen que les haga sentir bien, que se vean bien y que sea socialmente aceptable.

EJERCICIO #1 – REDISEÑA LAS ETIQUETAS

En una hoja de papel, del lado derecho escribe todas los adjetivos y palabras que pienses que describen a tu hijo, incluye todas aun cuando pienses que son las peores palabras. Incluye también todas las palabras que hayan utilizado amigos o familiares para describir a tu hijo.

Ahora toma un respiro profundo, relájate, y piensa en el momento más bonito que hayas vivido con tu hijo. Tú sabes cuál. Ese donde recuerdes sus ojitos, o su risa contagiosa, su cuerpo moviéndose ágilmente, o alguna pregunta que te haya impresionado (positivamente). Mantén esa imagen mientras recorres la lista de adjetivos que acabas de escribir. Esto te ayudará a descubrir el potencial que se encuentra escondido en esas palabras.

Si las analizas profundamente descubrirás que esos adjetivos reflejan fortalezas que tienen los pequeños pero que las están sobre utilizando. Ahora trata de encontrar esa fortaleza, por ejemplo, con un poco de dirección, la agresividad se puede convertir en asertividad. Con un poco de dirección, la terquedad puede convertirse en un individuo orientado a objetivos.

¿Te das cuenta que las posibilidades son ilimitadas? Tu lista se verá más o menos así:

Etiquetas anteriores-------------------- Nuevas etiquetas
Demandante -----------------------------Mantiene altos estándares
Impredecible ----------------------------Flexible, un solucionador de problemas creativo
Ruidoso---------------------------------- Entusiasta, el alma de la fiesta
Discutidor, Respondón ---------------- Opinina, Sabe lo que quiere
Necio------------------------------------- Asertivo, Persistente ante los obstáculos
Metiche---------------------------------- Curioso
Salvaje -----------------------------------Energético
Extremo ----------------------------------Compasivo
Manipulador----------------------------- Carismático
Inflexible ---------------------------------Tradicionalista
Impaciente ------------------------------- Entusiasta
Ansioso----------------------------------- Cauteloso
Explosivo--------------------------------- Apasionado
Difícil, Melindroso---------------------- Selectivo
Quejumbroso----------------------------- Analítico
Distraído - ---------------------------------Perceptivo  

Lo importante de este ejercicio es que ahora tienes más y mejores opciones para dirigirte a tus hijos, sobre todo cuando tratas de disciplinarlos. Por ejemplo, si lo ves que está jugando con algo que no debe o con algún electrónico, en lugar de decirle “¡Ay! que tentón eres”, le puedes decir “Que curioso eres, mejor vamos a ver qué puedes descubrir en el cajón de la cocina (o algún lugar donde quieras que juegue”. Al pequeñín que no se quiere ir a dormir le puedes decir, “Que persistente eres” o a la chiquita que no se quiere poner el vestido que le trajo la abuela “Tú si tienes sentido de tu propio estilo!”. Los sentimientos e imágenes que se obtienen a partir de las nuevas etiquetas son totalmente diferentes a las que teníamos anteriormente. Se siente realmente bien ser el padre de un niño que es asertivo, comprometido, selectivo, histriónico, analítico, entusiasta y carismático.

HÁBITOS PARA MEJORAR LA RELACIÓN CON TUS HIJOS CONEXIÓN TOTAL

La conexión con tus hijos empieza desde que son bebés. Las necesidades que demuestran con su llanto deben de ser satisfechas, aún más la necesidad de afecto y de sentirse acompañados. El apego seguro (Teoría de apego de Bolwby) empieza desde que son bebés y es la base para un adulto con buena autoestima y seguro de sí mismo. Así que, si sigues pensando que se les debe dejar llorar o no los tienes que cargar mucho tiempo porque se acostumbran, es tiempo que reconsideres estos mitos. 

Te recomiendo un poco más de lectura acerca del apego y la disciplina positiva.
Las investigaciones y seguimientos que se les han dado a los niños que han sido criados con apego demuestra que esa conexión establecida desde que son pequeños se mantiene y se sigue desarrollando durante toda la vida, esa certeza y seguridad que les das cuando estás ahí para cubrir sus necesidades emocionales se ve traducida fuertemente en su autoestima y la confianza en sí mismo para el resto de su vida.

PRIORIZA EL TIEMPO CON TU(S) HIJO(S)

Claro que tus actividades como individuo son importantes; el trabajo, la pareja, los amigos son importantes. Pero es necesario establecer prioridades, y un hijo siempre debe ser tu principal prioridad. Recuerda los niños no van a recordar el juguete que les trajiste o el regalo que les ofreciste porque no pudiste estar presente, lo que ellos van a recordar es la interacción y el tiempo que pases con ellos.

La calidad es primordial en la relación con nuestros hijos, de nada sirve si estamos con ellos, pero estamos viendo la tele o el celular. Dedica un tiempo para estar con ellos al 100%. No importa cuanto sea, pero hazlo diariamente.

CONFÍA
La confianza empieza desde que son bebés, tienes que aprender a confiar en sus instintos, en ellos y en su propia naturaleza. En detalles tan sencillos como el no forzarlos a comer o confiar de que son capaces de caminar. Cuando son más grandes, la confianza nos la debemos de ganar. Debemos de cumplir las promesas que hacemos siempre y en todo instante. Recuerda siempre, que tú eres el adulto, tú debes de confiar que siempre hay algo positivo en cualquier cambio que tu hijo tenga. Confía en que él
te necesita y que tú puedes ofrecerle ese pilar de confianza y amor que lo sostendrá para toda la vida.

RESPETO MUTUO
Este es un tema delicado, a veces se piensa que porque no le pegas a tus hijos no estás estableciendo límites. Pero es importante que veas que existe una diferencia. La disciplina es el establecimiento de límites, con respeto y con la confianza de que ellos están aprendiendo de la mejor forma (sin golpes y sin violencia).
El respeto es mutuo. La mejor forma en que los niños aprenden es cuando sus padres modelan el comportamiento, es decir ellos hacen lo que nosotros hacemos, no lo que les decimos. Así que, si quieres que aprendan a no golpear, no golpees. Si quieres que aprendan a decir gracias, da las gracias, no los obligues. Si quieres que aprendan a respetarte, respétalos. De hecho, se ha visto que los niños que son tratados sin amenazas, ni violencia física o verbal tienden a ser adultos con mejor autoestima y con
una inteligencia emocional más desarrollada.

ALIENTA
No entorpezcas el desarrollo de tu hijo con tus propios miedos en inseguridades. Aliéntalos a que descubran sus propios límites, a que venzan sus propios miedos. No los critiques, no les digas cosas que los hagan temerosos y que les impidan confiar en su voz interior. Tus hijos están en proceso de desarrollo, aliéntalos a que se vean como los individuos buenos y perfectos que son. Sé muy consciente de las palabras que les dices, si lo que usualmente repites en tu casa, es NO, o críticas o regaños o correcciones, ellos aprenderán a internalizar esa voz como la suya. Y pensarán que eso es lo correcto. Mejor explícales, te puedo asegurar que si les das la oportunidad ellos entienden mejor de esta forma que con regaños. Deja que ellos sean capaces de decidir en base a lo que son capaces mental y físicamente. Permite que haya consecuencias naturales, esto es lo que realmente hace que ellos desarrollen una conciencia en su forma de comportarse y las consecuencias que esto genera.

COMUNÍCATE
La comunicación, así como la conexión y el respeto empieza desde que son pequeños. La comunicación con tus hijos, no es de una sola vía, de ti para ellos; sino que es tiene que ser una verdadera comunicación donde las dos partes participen. Si ellos se rehúsan a hacer algo, o a complacerte, escúchalos. Debe existir una razón (muy válida para ellos) del por qué no quieren hacerlo.
Si los ves que tienen miedos o preocupaciones, escúchalos. Sus miedos y preocupaciones, aunque a ti te parezcan sin importancia, para ellos son el mundo entero. Aprovecha cada oportunidad que tengas para comunicarte con tus hijos. No lo desaproveches. Si no te abres tú, si no escuchas las cosas pequeñas, no esperes que ellos vengan a ti a contarte las cosas más grandes.

NO TOMES NADA PERSONAL
Para mi este es uno de los mejores consejos que alguien me pudo haber dado. No te tomes nada personal. Desde que son pequeños, si nos dicen que NO, o no quieren comerse la comida, lo tomamos personal. Pero no es así, ellos están pensando como individuos, ellos no tratan de afectarnos rehusándose a hacer lo que nosotros como padres queremos.
Si tus hijos están más grandes y azotan la puerta del cuarto, no te lo tomes personal. Recuerda que ellos están en proceso de maduración. Su cerebro está realizando las conexiones necesarias para desarrollar una inteligencia emocional. Lo que hacen, lo hacen para demostrar cómo se sienten, no para insultarte. Lo hacen porque es difícil controlarse, porque así es como piensan que es la forma correcta de expresarse. Cuando empieces a sentirte agravado o a pensar que las cosas te las hicieron a ti personalmente entonces:

• Respira profundo
• No te enfoques en el dolor, suéltalo
• Recuerda que tu hijo te ama, pero encuentra difícil conectarse contigo en este preciso instante
• Baja tu tono de voz, sé consciente de esto
• Recuerda cómo se siente cuando eres niño o adolescente y te sientes alterado
• Reflexiona cómo puedes responder de manera tranquila y constructiva.
Recuerda todos estos consejos no significan que no establezcas límites, al contrario, toda relación saludable debe llevar consigo los límites. Pero la forma en que los vas a establecer será de forma pacífica, segura y con respeto.

EJEMPLOS DE AFIRMACIONES 

1. Veo a mi familia con ojos de amor.
2. Agradezco a mi familia y los momentos que paso con ellos
3. Cada día me vuelvo un mejor padre/madre
4. Soy un padre/madre muy capaz y cariñoso
5. Siempre trato a mi(s) hijo(s) con amor y entendimiento. Siempre les respondo con paciencia y amor.
6. Hago todo lo posible por ayudar a mi familia a alcanzar sus metas Disfruto el tiempo que paso con mi(s) hijo(s)
7. Amo y respeto a mi hijo tanto como me amo y me respeto a mí mismo
8. Siempre presto atención a lo que mi hijo dice y le doy una respuesta apropiada
9. Soy capaz de disciplinar a mi hijo e inculcarle valores de manera amorosa
10. Entiendo que mi hijo es un individuo separado de mí, y le otorgo el espacio necesario para expresar su individualidad
11. Tomo interés en los estudios y las actividades de interés de mi hijo, le ayudo y lo guío en medida de lo posible
12. Trato de ver el mundo a través de los ojos de mi hijo, y participo en su sentido de maravillarse y de alegría
13. Mi meta es esta vida es ser el mejor padre que puede ser y mis actividades se centran en esta meta.
14. Abrazo a mis hijos diariamente y les demuestro mi amor en cualquier forma posible
15. Entiendo que los niños necesitan motivación constante y trato de ser su mejor fuente de motivación e inspiración
16. Cada día soy mejor padre
17. Agradezco todos los días por la maravillosa familia que tengo Cada día tengo más tiempo para pasar con mi familia y disfrutarlos
18. Todos en esta familia somos felices y estamos sanos
19. Siempre tengo y demuestro infinita paciencia para con mi hijo
20. Soy un padre o madre fantástico
21. soy un padre o madre gentil y amoroso
22. Mis hijos son felices y están saludables
23. Mis hijos ayudan y son considerados
24. Mis hijos me aman y me respetan
25. Mi confianza y mi optimismo sacan lo mejor de mis hijos
26. Mi pareja y yo siempre estamos de acuerdo en lo que es mejor para nuestros hijos
27. En cualquier momento que mi hijo me necesite estoy ahí para ofrecerle amor y apoyo

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