El Tao Te King no es el único  libro de Lao Tse. Existe otro libro que recoge las enseñanzas orales  sobre la iluminación: es el libro de Hua Hu Ching. 
 Las enseñanzas del Hua Hu  Ching poseen una enorme profundidad y una gran importancia, por ser  literalmente para los seres humanos ordinarios un mapa de carreteras  para alcanzar el territorio de lo divino. Como era tal vez de prever, el  libro fue prohibido en una época de luchas políticas en China y se  ordenó que todos los ejemplares fueran quemados. Si no hubiera sido por  la tradición taoísta de transmitir oralmente has sagradas escrituras de  maestro a alumno, se hubiera perdido para siempre.  Aquí  algunos fragmentos de estas sublimes enseñanzas:
Cualquier salida del Tao  contamina el espíritu. La cólera es una salida, la resistencia es una  salida, el ensimismamiento en uno mismo es una salida. A lo  largo de muchas vidas el fardo de las contaminaciones puede hacerse  grande. 
Sólo hay una manera de  purificarse de estas contaminaciones, y consiste en practicar la virtud.  ¿Qué se quiere decir con esto? 
Practicar la virtud es  ofrecer desinteresadamente ayuda a los demás, dar sin limitación alguna  el propio tiempo, capacidades y posesiones, en cualquier ocasión y lugar  en que se necesiten, sin prejuicio alguno relativo a la necesidad de la  persona que los necesita. Si tu disponibilidad a dar felicidad es  limitada, también lo será tu disponibilidad a recibirla. Este es el  sutil proceder del Tao. 
 El ego es un mono que salta a  través de la selva: totalmente fascinado por el reino de los sentidos,  cambia de un deseo a otro, de un conflicto a otro, de una idea centrada  en sí misma a la siguiente. Si lo amenazas, realmente teme por su vida.  Deja partir a ese mono. Deja partir los sentidos. Deja partir los  deseos. Deja partir los conflictos. Deja partir las ideas.
Deja partir la ficción de la  vida y de la muerte. Permanece simplemente en el centro, observando.
Y después olvídate de que  estás en él. 
La mayoría de las religiones  del mundo sólo sirven para reforzar los apegos a los falsos conceptos  como los del yo y otros, vida y muerte, cielo y tierra… 
Quienes quedan atrapados en  estas falsas ideas quedan impedidos para percibir la Unidad Integral. La  suprema virtud que se puede ejercer es aceptar la responsabilidad de  descubrir y transmitir la verdad total. 
Algunos ayudan a los demás  para recibir recompensas y admiración. Esto carece simplemente de  sentido. Algunos se cultivan a sí mismos, en parte para servir a los  demás, y en parte para servir a su propio orgullo. En el mejor de los  casos, entenderán la mitad de la verdad. 
Pero a aquellos que se  mejoran a sí mismos por el mundo, a esos les será revelada toda la  verdad del universo. 
Así pues, busca esa verdad  total, practícala en tu vida cotidiana y compártela humildemente con los  demás. Así entrarás en el reino de lo divino. 
La suprema verdad no puede  expresarse en palabras. Por ello, el maestro supremo no tiene nada que  decir. Simplemente se dona a sí mismo como servicio, y nunca se  preocupa. 
Si corriges tu mente, el  resto de tu vida se armonizará. Esto es así porque la mente es el  aspecto que rige la vida humana. Si el río fluye con claridad y limpieza  a través del cauce apropiado, todo estará bien a lo largo de sus  riberas. El Camino Integral depende de la disminución, no del aumento:  Para corregir tu mente, confía en el no hacer. Deja de pensar en  complicaciones y de aferrarte a ellas. Conserva tu mente desapegada y  plena. Elimina la opacidad y la oscuridad mental. Mantén tu mente clara  como el cristal.
Evita fantasear y deja que emerja tu pura percepción interior.
Calma tus emociones y mora en  la serenidad. No te afanes en la adoración de ídolos, imágenes e ideas,  sería como poner una nueva cabeza sobre la que ya tienes. Recuerda: si  puedes cesar toda tu incansable actividad, aparecerá tu naturaleza  integral.
 



 
 
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