Si tiendes a enojarte bastante por
lo que hacen o dejan de hacer los demás, o porque no reaccionan de la forma que
desearías, leer estas líneas puede ayudarte a que logres tener una vida más
relajada.
Perder los
estribos puede significar no solo que tu paciencia no es lo suficientemente
elástica para enfrentar las situaciones, sino también que esperas demasiado de
quienes te rodean.
Los otros, por más que entiendan lo
que les dices, van a actuar a su manera. Aunque sigan instrucciones detalladas,
pueden llegar a desviarse un tanto de ellas, sin que esto signifique,
necesariamente, que estén cometiendo un error. De hecho, incluso pueden mejorar
tus propuestas, si les dejas el espacio para que así sea.
Si te enfadas con ellos por esta
razón o por cualquier otra, pierden
los dos.
Ellos, porque otra vez se sentirán
intimidados, observados, nerviosos, lo que coartará sus movimientos en desmedro
de lo que esperas de ellos, mientras piensan (tal vez con cierto dejo de
certidumbre) que nada de lo que hagan te agradará.
Tú, porque hay consecuencias físicas
de enojarse mucho y porque, después de tu reacción, quedarás tensionado y
frustrado durante un tiempo. Tal vez incluso seas el espectador de un diálogo
interno poco deseable y que se desarrolla una y otra vez, más allá de tus
intentos por frenarlo.
Enfurecerse también puede estar
dejando entrever algún grado de inseguridad (aunque creas que gritando sometes
a los demás y demuestras poder, no llegas a acallar tus carencias internas): no
sabes bien qué hacer o consideras que los demás tienen más claros algunos
conceptos que tú y por este motivo, en vez de quedarte reflexionando durante
unos minutos sobre lo que tienes entre manos, estallas, no les brindas a los
otros la posibilidad de pensar con claridad, pero tampoco te las das a ti mismo.
¿Qué hacer?
La próxima vez que sientas que te
vas a enojar (ya sea un poco o desmedidamente), respira hondo algunas veces
(cuatro o cinco alcanzará).
Si puedes retirarte a un lugar en el
cual estés en soledad (una oficina cerrada o la cocina de tu casa, por
ejemplo), tómate unos pocos minutos para serenarte, hasta que puedas pensar con
claridad sobre el motivo que te ha llevado hasta ese extremo, para buscar y
encontrar una buena salida.
En frío las cosas se ven bastante distintas. Y es allí donde aparecen
las mejores soluciones y las ideas más brillantes.
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