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martes, 4 de agosto de 2009

Una voz por los indigenas



Hoy quiero compartir humildemente un llamado que tengo en mi corazón y es escribir esto que el me pide, y yo, le pido al tuyo que me escuche.

Hace tiempo tengo una pregunta dentro que no logro comprender y es ¿Por qué a lo largo de toda América es común el rechazo al indígena y sus culturas? ¿Por qué nos cuesta tanto amar nuestro origen?

Nos sentimos orgullosos de nuestras raíces europeas pero de nuestra sangre indígena o afro no. Cada día hay más gente que despierta ante esta realidad y se conecta, pero se necesita que aún más gente sea consciente de la importancia de ellos para el mundo.

El indígena es muy importante, es el sostenedor de la Madre Tierra, el custodio de culturas ancestrales cargadas de espiritualidad y sabiduría.

Siempre vamos buscando en otro lado lo que tenemos dentro, lo que tenemos en casa. Durante siglos Oriente nos ha dado mucho y es bueno agradecerlo, pero ya es hora de incorporar nuestras raíces a esa espiritualidad, ya es hora de conocerlas, darles un lugar, honrar a nuestros mayores Indígenas y abrir la mente pero sobre todo el corazón, a otra forma de sentir, ver y experimentar la vida.

Nuestros indígenas, y nuestros afro, están llenos de conocimiento, de amor por Dios, por la Madre Tierra por cada una de sus criaturas y el ser humano ocupa un lugar muy importante pero no el único, todos somos hijos de Dios y la Madre tierra, todos los seres que vivimos en este mundo somos hermanos y debemos recordar esto para ayudar a equilibrar a la Tierra, somos hermanos de las nubes, somos hermanos de las aves, de los peces, del mar...

Cuando dejemos de pensar que el ser humano es el centro del universo y de creer que todos los animales y recursos naturales son para servirnos, en ese momento nacerá el equilibrio que necesitamos. Ya es hora de ser humildes, ya es hora de devolverle a nuestra Madre un poco de amor del que ella nos ha brindado. Debemos respetarla, honrarla, amarla y esto empieza por nuestro propio ser, amándonos, respetando nuestro cuerpo, buscando el equilibrio interno, y dándonos cuenta que como hijos de Dios no debemos destruir su creación. Después, cuando el amor ya esté despierto en nuestro corazón, empezaremos a amar a los demás, incluidos los animales y las otras expresiones de la naturaleza.

Tenemos que dar amor a los que nos rodean para que nuestra Madre se equilibre y no sufra más. El amor es el lenguaje universal, pero cuando el amor está condicionado, cuando tiene tiempos, tamaños, momentos o solo algunas personas dignas de él, ese no es amor, quizás sea solamente la semilla. Debemos buscar el amor como estado permanente y no como sentimiento condicionado a la generosidad del otro.

El amor es lo único que va a transformar la violencia en paz, el amor es lo único que nos muestra que no hay enemigos, hay hermanos equivocados nada más. Esto suena idealista pero es hora de contemplar otras formas de resolver los conflictos. Llevamos muchos años pegados de la mente, venimos de culturas mentales que ya cumplieron su función, ahora llegó la hora de trabajar desde el corazón, como nuestros indígenas, de activar el amor como estado, de empezar a sentir amor por los granos de arena del mar, por los animales, por los árboles, las piedras, el agua, el viento, el fuego.

Todos estamos dormidos y cuando el amor nos toca nos cambia la vida y nos muestra que por ahí es el camino, por esa razón es que amamos tanto a nuestra familia, esa es la primera forma de amar, esa es la semilla, pero no nos podemos quedar ahí, debemos sacar el amor a la calle, a la política, a la naturaleza. Tenemos que empezar a contemplar otras formas de ser, de sentir, de expresarnos, así estas formas suenen ridículas, cursis o absurdas. Los invito a que experimentemos a que tratemos de sentir amor por todos los seres, que tratemos de ayudar a algún ser todos los días, de dar un buen consejo, un pan, una caricia, un poquito de amor. Entre todos podemos equilibrar a nuestro país y nuestro mundo.

Todos podemos aprender de los indígenas, ellos con su forma de vivir son el mejor ejemplo que tenemos ¿Cuándo ellos han acabado con una especie, secado un río, o talado con un bosque? Seamos humildes ante ellos, ante su sabiduría, démosles el lugar que se merecen en nuestro mundo, démosles una oportunidad al amor.

Isabella

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